INTRODUCCIÓN
El Arte de la Guerra, conocido en
chino como Estrategia Militar, es un libro escrito hace miles de años por Sun Tzu,
en el cual explica estrategias
utilizadas para poder tener la victoria en una guerra.
Sin embargo, este utilizado
durante años para la planificación estratégica en el campo de batalla,
actualmente se lo utiliza aplicado a la administración, convirtiéndolo en uno
de los mejores referentes para cualquier administrador, sobre estrategia y
planeación.
RESUMEN
La idea central del libro se basa
en dos aspectos sobre los que se basa la filosofía de Sun Tzu, el primero en
que el “arte de la guerra es someter al enemigo sin pelear o luchar, y que “el
arte de la guerra se basa en el engaño del enemigo.
Para los estados es importante
estar en capacidad de imponer su voluntad sobre otro, bien sea por medio de la
diplomacia o una vez que esta falle, por medio de la guerra. La guerra es un
asunto de importancia para los estados, algo para lo cual deben estar
preparados. El estudio o análisis de la guerra efectuado por Sun Tzu es
posiblemente la primera referencia para la planeación y ejecución de
operaciones de forma organizada e inteligentemente utilizada por los
gobernantes y generales para intentar obtener el éxito en el intento de imponer
su voluntad sobre el otro por medio del poder militar. La guerra es la mejor
forma de liberar violencia y sufrimiento, para Sun Tzu es más importante
derrotar al enemigo “sin luchar” con él, atacar su voluntad de lucha y
conocerle muy bien para tomar ventaja de sus debilidades con el fin de tomar
ventaja de ello, logrando atacar puntos específicos sin necesidad de infligir más
daño del necesario y obtener la victoria.
La guerra permite la
supervivencia de un estado, bien sea porque impone su voluntad a otro estado o
se defiende contra la agresión de otro. Debe efectuarse un análisis desde ambos
lados de la mesa contemplada los siguientes factores: la moral, el clima, el
terreno, el mando y la doctrina. Este análisis permite en cierta forma
determinar el rumbo de la confrontación, aquel que los maneja o domina es quien
tendrá más posibilidades de vencer, el que no, es el que tendrá más posibilidades
de sufrir la derrota.
La agilidad de la maniobra, la
rapidez para atacar las vulnerabilidades del enemigo, permite terminar con la
confrontación lo más rápido posible, los conflictos demasiado prolongados no
producen ningún beneficio. Poder lograr esto como sabemos requiere de un
conocimiento previo del enemigo, la visualización de la confrontación desde
ambos lados para poder actuar, pero algo muy importante para poder asegurar que
mi ataque tendrá el éxito esperado es mi capacidad de inducir al enemigo a una
posición de desventaja, lo cual es facilitado mediante el engaño.
El mayor éxito se obtiene al
lograr vencer al enemigo sin llegar a la batalla. Triunfar políticamente o
diplomáticamente podría ser el primer objetivo. No veo otra forma de poder
tomar un estado, es esta una de las máximas de Sun Tzu, lograr la habilidad de
someter al enemigo sin conocer la batalla.
Tenemos que conocernos a nosotros
mismos y a los demás. Esto disminuye el riesgo de conocer la derrota, y aumenta
la probabilidad de conocer la victoria, ni en cien batallas correré peligro,
perder una y ganare otra, o posiblemente en cada una correré peligro.
Explotar las debilidades del
enemigo, conocer sus capacidades para atacar, defenderse, retardar y obtener
refuerzos, es lo que debo conocer para poder atacarle en el lugar y momento específico
para obtener la victoria. El espionaje y el engaño son herramientas claves.
Análisis de los planes, hostigarle para poder conocer su reacción, sus
movimientos.
Hay que anticipar la acción
enemiga, para poder atacar sus esquemas y estrategias planeadas, sorprenderlo y
ganar la iniciativa.
El cuidadoso planeamiento para tomar
la decisión permite obtener buenos resultados o al menos poder acomodarse
satisfactoriamente a una situación cambiante, no podemos dejarnos llevar por la
emoción del momento.
Todos en la estructura tenemos
que estar sintonizados en la misma frecuencia, la misma intención, objetivos y
la voluntad de cooperar. El conocer esa intención permite ser flexibles y
actuar en combate en ausencia de instrucciones, y fácilmente acomodarnos a las
situaciones cambiantes.
Emitir las órdenes de forma
clara, los planes complicados, y en cambio constante no son bien asimilados, no
se procede con confianza, más bien con incertidumbre.
Colocarnos al otro lado de la
mesa, del lado enemigo, permite asumir la reacción de este acuerdo a sus
capacidades y limitaciones a mi plan. Esto permite perfeccionar y prever
acciones en situaciones que se presenten de forma inesperada.
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